SAMU “Déjà vu” en el CCU

El pasado sábado 25 de julio, apareció en Asturias el primer brote importante con riesgo de transmisión comunitaria. Las autoridades instaron a la población que hubiera estado en la Cervecería Urbans de La Corredoria en las dos semanas previas, a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, a ponerse en contacto con el CCU para que se procediera a solicitarles una prueba de PCR.

Desde ese instante, pasadas las dos de la tarde, el caos reinó en el CCU. De nuevo cientos de llamadas quedaron en espera. De nuevo se mezclaron las llamadas por la COVID-19 con las llamadas de emergencias. De nuevo no había suficiente personal para atender la demanda. De nuevo se pidieron las pruebas de PCR desde el CCU y, como consecuencia de  la avalancha de llamadas, las líneas telefónicas se cayeron durante casi dos horas. El tiempo en espera de las llamadas de emergencia se demoró numerosos minutos. Había permanentemente docenas de llamadas en espera para ser atendidas por los operadores. A las diez de la noche quedaban cerca de trecientos contactos del brote pendientes de ser contactados telefónicamente para solicitarles la PCR. Médicos, enfermeras y operadores que estaban de descanso, acudieron al CCU para arrimar el hombro e intentar sacar de nuevo todo ese trabajo adelante. Todo pareció como una súbita vuelta al mes de marzo, cuando la intensidad de esta pandemia no era conocida, como si nada se hubiera aprendido de la situación pasada.

Los médicos del CCU llevan meses pidiendo un segundo médico de noche para poder asumir la carga asistencial que soportan, pero desde el SESPA se ha hecho oídos sordos a su petición. Han remitido al SESPA cartas con sus quejas y sugerencias que en ningún momento han sido tenidas en cuenta ni respondidas.

Ante este nuevo brote, que previsiblemente será el primero de muchos, han vuelto  a ponerse en contacto con el SESPA solicitando:

  1. Un plan de contingencia, que hasta ahora no se ha elaborado, que contemple los distintos escenarios posibles y la adecuada dotación de personal.
  2. Un número de teléfono específico, distinto del 112, con suficientes líneas para atender los casos y contactos de la COVID-19.
  3. Un segundo médico en horario nocturno.
  4. Que se habilite la antigua sala del CCU para el personal que atienda las llamadas de COVID-19, de forma que se evite el hacinamiento del personal del SAMU y disminuyendo así el riesgo de un brote en este contexto. Las consecuencias serían horribles para todo el sistema de gestión emergencias.

No se hicieron briefings antes ni debriefings en la remisión de la primera ola. Pero los trabajadores del SAMU en general y los del CCU en particular han registrado varios escritos contando muchas cosas sobre las que se debería actuar. EL SESPA no podrá decir que no fue avisado por activa y por pasiva. Pero… ¿Volveremos a  vivir lo «ya vivido»? De momento el pasado 25 si fue para muchos un Déjà vu.