Alta tensión en la sanidad asturiana: «La mala gestión no se resuelve con buenas palabras»

Salud afronta la semana con la esperanza de acordar mejoras salariales que neutralicen el malestar de los sanitarios y la amenaza de huelga

Ocho y diez de la tarde. Dos limpiadoras se afanan en dejar como los chorros del oro el centro de salud que, a esa hora, atiende las incidencias sanitarias de la zona Oeste de Gijón. En el mostrador de información al ciudadano, dos auxiliares administrativos. El equipo de urgencias de Atención Primaria, que acaba de incorporarse al trabajo, sale disparado a un domicilio. Y ante una sala de espera con una treintena de pacientes, permanecen una médica y una enfermera de Familia. Las sanitarias no dan abasto y algunos pacientes no pueden evitar impacientarse tras una espera de dos horas.

Situaciones como esta, que en mayor o menor medida se repite cada día en los centros que prestan atención continuada en Asturias, especialmente en zonas urbanas, son las que han motivado un acuerdo entre el Servicio de Salud del Principado (Sespa) y los sindicatos para reorganizar Atención Primaria. La nueva organización, que entraba en vigor hace una semana, ha incenciado los ánimos en la sanidad pública asturiana, donde el malestar se ha ido propagando desde centros de salud a hospitales.

El domingo pasado 4.000 trabajadores del Sespa, de todas las categorías y áreas sanitarias, salían a la calle para protestar por sus condiciones de trabajo. Y en Atención Primaria, un grupo de 258 médicos ha creado una plataforma que anuncia medidas de presión, entre las que se baraja una huelga. ¿Cómo se ha llegado a este extremo? ¿Por qué tanto descontento, si Asturias es la segunda comunidad con mayor inversión sanitaria del país?

La Atención Primaria

Pocos médicos para mucha demanda asistencial

La falta de profesionales y la sobrecarga de trabajo aliñan el descontento en Atención Primaria, que se hizo «insostenible» durante la postpandemia. La Consejería de Salud tiene una estrategia para dar un nuevo enfoque a este nivel asistencial, con actuaciones que se han ido desarrollando a medida que el coronavirus iba dando un respiro al sistema sanitario. Pero aún no ha conseguido dar con la tecla. Del déficit de médicos, origen del problema, culpa al gobierno de Mariano Rajoy, por recortar las plazas de facultativos en formación durante la anterior crisis económica. Los sanitarios van más allá, y hablan de «mala gestión» y unas condiciones laborales que no invitan a quedarse en Asturias. La última medida: reorganizar las guardias en Atención Primaria para poder responder a la demanda asistencial que se produce en los centros de salud que abren las 24 horas del día.

Reorganización con polémica

Un acuerdo mayoritario que, sin embargo, no trajo la calma

La reordenación de lo que se conoce como Servicio de Atención Continuada (SAC) se acordó con cinco de los seis sindicatos representativos del sector sanitario: Simpa, Satse, CSIF, CC OO y UGT dieron el visto bueno, mientras Sicepa-USIPA se opuso. Pero ese acuerdo, aunque mayoritario, no trajo la calma. Los médicos de Familia titulares de plaza se ven obligados ahora a hacer guardias los fines de semana y su enfado ha dado lugar a una plataforma que está dispuesta a dar guerra. Para empezar, 50 facultativos han renunciado a continuar con su labor docente en señal de protesta. Aseguran haber perdido calidad de vida y derechos, y no descartan ir a la huelga ni crear un sindicato propio.

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