«Hay que hacer visible un problema que es invisible, pese a que afecta a una de cada cinco personas a nivel mundial». El doctor Jordi Moya resumió ayer en Oviedo con estas palabras un objetivo que considera irrenunciable y en cuya consecución aspira a involucrar a todos los estamentos sociales, sanitarios, políticos y profesionales: la supresión, en la medida de lo posible, del dolor crónico y persistente.
María Jesús Rodríguez Dintén y Jordi Moya, ayer, en Oviedo.